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Permítanme usar un símil para describir a este ideal de movimiento en un sentido de avance.


Como la idea que se quiere transmitir es la de movimiento, contrario al
conservadurismo o estacionamiento, podemos pensar en el progresismo como un
vehículo en fase de pruebas, y nuestra comunidad como el escenario de esas pruebas
que todavía no han sido contrastadas con el suficiente tiempo y el espacio.
Lo primero que necesitamos en un vehículo es un buen motor, toda idea debe ser
propulsada por un ideal supremo del que emanan las energías para el cumplimiento de
los objetivos. En este vehículo la propulsión parte de un ideal, “el humanismo supremo
y su libertad”, bajo unas premisas de que el hombre es bueno por naturaleza y son
sólo las circunstancias las que condicionan su comportamiento, el hombre, su
inteligencia, su voluntad, moverán nuestro vehículo hasta cotas inimaginables de
“bienestar” y “progreso”, suprimiendo los obstáculos que puedan restringirlo o
limitarlo.
Este motor humanista no es nuevo, ya en la revolución francesa se quiso marcar un
antes y un después con la proclama “Dios ha muerto” que no, “Dios no existe”, de esta
manera el humanismo asomaba sus intenciones de divinizarse, y buscar usurpar toda
autoridad divina.
Otro momento crucial de ese desprendimiento del hombre de cualquier
responsabilidad hacia Dios, surgió tras la adopción por la ciencia, de las teorías
planteadas por el naturalista inglés, Charles Darwin, curioso que en un espacio
comprendido entre 10 y 20 años se adoptaran de manera acelerada, en los diferentes
aspectos de la ciencia, todos sus postulados, aunque no hiciera falta para ello
evidencias científicas, pues no se encontraron ni en el registro fósil, ni en los seres
vivientes , evidencias de los eslabones perdidos entre especies, ni se pudo comprobar
en el comportamiento de las células humanas, animales, y vegetales, la supervivencia y
mejora por la selección natural, pero lo que sí se pudo apreciar es, que la ciencia de
manera unánime encontró en esta teoría (Todavía sigue denominándose así: “teoría”, y podemos,
tras años de convivir con ella, añadir: no probada, ni probable) una vía de escape al yugo religioso, que
le había puesto un corsé muy estrecho de lo que podía o no podía descubrir y publicar,
como había ocurrido con descubridores como Copérnico,…
El vehículo del progreso necesita un chasis y unas ruedas que lo conecten con el suelo,
los partidos o sus siglas ofrecen un marco menos cambiante, aunque puedes llegar a
cambiar de sede o nombre, son más bien los políticos los que cuando se desgastan se
les cambia por otros nuevos, pero la idea o el motor permanece.


El vehículo debe ser maniobrado por un volante que acciona la dirección de las ruedas,
y podríamos decir que el presidente del gobierno de turno, vicepresidente, …
conducen el volante, pero no es el caso, este vehículo es maniobrado por control

remoto, un ente global con claras intenciones de presentar este modelo, en un estreno
de manera simultanea, en el mayor número de escenarios posibles, es el que mueble
los hilos.
(Esto lo apreciamos de manera notable, en la simultaneidad en la que los postulados progresistas y su defensa,
incluso con manifestaciones violentas, se suceden de manera paralela en diferentes países, claramente activados
por diferentes organizaciones con intereses en este “avance” o “progreso”)
Necesitaremos unas buenas luminarias, o focos para alumbrar hacia adelante. Estas
lumbreras son los ideólogos que intentan aclarar las decisiones que se adoptan, son
novedosas y deben de ser aceptadas por aquellos que se mueven en este vehículo.
Tristemente estos ideólogos demandan a los usuarios del vehículo que tengan una fe
ciega en sus explicaciones.
Los ideólogos presentarán uno o varios axiomas, como por ejemplo:
“aborto, eutanasia, …” = “Derecho humano”
Si atentas contra ese axioma, tú que te considerabas una persona de tu época, con
ideas lógicas, razonables, … de repente te verás introducido en una máquina del
tiempo, y enviado a épocas oscuras del medievo, o a un paredón de fusilamiento
franquista, o a un campo de concentración alemán, o a un Gulag, …, (Perdón quizás ahí me
excedí y no sea donde te envíen), donde eres sospechoso de conductas antihumanitarias.


Los ideólogos tienen un segundo cometido aún más complicado, podríamos llamar el
de las luces de corto alcance, que supone entre otras cosas convencer a los usuarios
dubitativos, que estos axiomas de nueva moralidad son corroborados por la razón y la
ciencia, aunque para ello haya que demandar el uso de mucha fe.
Es interesante comprobar que cuando uno se encuentra preso de sus ideas o de las
ideas de otros, como es este caso, los ideales, que siempre van acompañados de
sentimientos, son capaces de hacernos creer lo inaudito, es por ello que el diálogo de
besugos se reproduce cada vez más y más, en nuestra sociedad, es decir alguien
intentando comunicar lo que el oyente no quiere percibir, más allá de su oído externo.
Estos axiomas deben de ser capaces de eliminar cualquier indicio de la voz de la
conciencia, para ello se requiere un esfuerzo titánico, casi igual al que tiene que
ejercer un científico evolucionista para eliminar u obviar algunas palabras a la hora de
describir la naturaleza como “diseño”, “inteligencia”, …
En este caso se realiza un esfuerzo de repetición, repetir y repetir la mentira hasta que
se perciba como una verdad.
Para esta amnesia, se extienden proclamas bajo el motor de la “libertad” que suenan
con titulares similares a estos:
“Mi cuerpo es mío, y hago con él lo que quiero”
(Aunque las evidencias científicas muestren que el embrión en el vientre sea un ser independiente en cuanto a
emociones, pensamiento, y voluntad que el huésped que lo alberga y con el que está unido por un cordón)

“Si pienso que soy hombre/mujer, lo soy”
(Las piruetas que tienen que realizar supuestos científicos para intentar defender este postulado son inimaginables,
pero haberlos haylos)
“No se puede atentar contra la libertad de expresión”
(Aunque con ella atentemos, según a qué personas. Esta doble vara de medir es muy significativa, nos veremos
legitimados en vilipendiar y escarnecer a aquellos que son contrarias a nuestro credo en pro de la libertad de
expresión, pero utilizaremos toda la artillería legal, en relación a un posible delito de odio, si somos nosotros los
atacados)
Si hablamos de movimiento de pasajeros en un vehículo hay que tratar también los
sistemas de frenada y de emergencia ante posibles colisiones. Este prototipo carece
de ellos, no admite debate o discusión, (Proliferan las palabras tabúes que han de ser asumidas con
docilidad por los integrantes, cualquier objeción o intento de debate sobre ellas será señalado como intento de
subversión), los pilotos de aviso de salida de carril son innecesarios, tampoco un airbag
para un accidente que nunca se producirá, ni se prevé frenar en ningún caso, este
modelo solo se diseñó para acelerar más y más, y no retroceder ni un palmo.
Si los ocupantes del vehículo se marean, sufren nauseas, les asalta el miedo, o quieren
tirarse en marcha, se les aconseja que se pongan el cinturón de seguridad que les hace
permanecer impasibles e inmóviles, cualquier intento de abandono del mismo será
motivo justificado de recibir apelativos como: retrógrado, fascista, facha, …
Tras usar este símil, una pequeña nota aclaratoria:
Hablo en este ensayo de ideas, y de ideas que atrapan, por mucho que hayan sido
abanderadas en la tela de la libertad. Las personas debemos reconocerlas
precisamente cuando nos esclavizan, cuando no aportan sino una dependencia y
frustración.
Jesús dijo:
“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

Marcos Díez.

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Author: Marcos Díez Jimenez